DUELO
El duelo es el proceso natural de adaptación emocional ante una pérdida significativa. Es el movimiento interno que ocurre cuando algo que era valioso deja de estar: una persona, una relación, un trabajo, una etapa, incluso una identidad.
Aunque solemos asociarlo a la muerte de un ser querido, el duelo también puede surgir tras una ruptura, un cambio vital brusco, una mudanza, un diagnóstico, una pérdida de salud o cualquier situación que implique un “ya no” que pesa y cuesta aceptar.
Cada duelo es único. No hay tiempos universales ni una única forma correcta de vivirlo. Lo que sí comparten todos es esa necesidad de comprender lo que ha pasado, permitir que duela y, poco a poco, reorganizar la vida en torno a la ausencia.
¿Cómo se trata el duelo?
El tratamiento del duelo no consiste en acelerar el proceso ni en evitar el dolor. Consiste en acompañar, sostener, dar sentido y crear espacio para que la persona pueda expresar, integrar y reconstruirse sin sentirse juzgada o presionada a “estar bien”.
Desde la terapia, se trabaja para validar la vivencia, entender el significado de la pérdida, conectar con los recursos internos y ayudar a que la persona pueda continuar con su vida sin necesidad de negar lo que ha perdido. No se trata de “superar”, sino de aprender a convivir con la ausencia, sin que esta lo invada todo.
Hay duelos que se complican o se enquistan, especialmente si hay factores traumáticos o bloqueos emocionales. En esos casos, el acompañamiento terapéutico es especialmente necesario para prevenir consecuencias más graves como depresión, ansiedad o aislamiento prolongado.